¿Hasta dónde llegan las responsabilidades de los políticos?

A ningún sitio. Parece que en sus puestos de trabajo carecen de todo tipo de responsabilidades aunque sus errores puedan perjudicar a un país entero.

Cuanta más supuesta responsabilidad vaya ligada al cargo menores son las consecuencias de posibles negligencias. No sólo pasa en política, también en grandes empresas donde la responsabilidad se paga con una prima por despido.

Fernando VII

El compromiso político en los últimos años no obliga ni compromete a nada. Pueden cometer errores graves continuados por omisión o error e incluso utilizado la mentira y el engaño con los ciudadanos. Pero parece que en el caso de salir a luz estos sucesos todo queda en una simple reprimenda en función de que medio de comunicación trate el tema y tras ello, el olvido y vuelta a empezar.

Si un ciudadano “normal” es despedido por realizar mal el trabajo, suspendido de empleo y sueldo, etcétera ¿por qué en el caso de los políticos no es así? Quizá sea porque quienes les votamos les exigimos menos de lo que deberíamos o quizá el motivo sea el miedo al mal mayor con el que nos bombardean sistemáticamente desde canales de televisión, diarios o emisoras de radio. Dos son los tipos de miedos que infunden, el primero, la amenaza del paro, que les permites que realicemos trabajos que no aceptaríamos en otra situación sino estuviésemos pendiendo de un hilo. El segundo y el que nos atañe en esta ocasión; sino estamos nosotros vendrán los del partido de la oposición, “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer” y esos son peores que nosotros. De esta manera lo solucionan todo pero quizá si viesen a los partidos de la oposición mucho más cerca de sus espaladas, quienes ocupan los puestos de gobierno tendría más miramientos al realizar su trabajo y para con los ciudadanos que les eligieron.

Quien no está a la altura de su puesto de trabajo es irremediable que se equivoque en su realización. Lo problemas son dos. Sus equivocaciones no están ligadas a ningún tipo de responsabilidad pues en muchas situaciones dimitir es lo mínimo que se merecerían debido a la relevancia de sus acciones ya que de ellos dependen millones de personas y las posibles situaciones desesperadas de éstas. Deberían ostentar los principales cargos personas de acreditada experiencia en el trabajo que han de realizar, es decir, saber del tema para el que han sido contratados y no sólo tener una dialéctica embaucadora (ya ni si quiera esto último)

No sólo debemos exigir responsabilidades sino representantes a la altura del cargo y no cualquier afiliado a un partido durante muchos años y con ciertas cualidades para alcanzar puestos elevados.

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