Se supone que la tarea de los dos principales sindicatos españoles es defender los intereses de los trabajadores pero no sólo de los empleados sino también de aquellos que no tienen trabajo aunque de éstos últimos se olvidan pues las políticas que actualmente llevan a cabo estos sindicatos, impiden que los millones de desempleados que hay en España puedan encontrar un empleo, por el simple hecho de que el mercado de trabajo español está demasiado dualizado: la excesiva protección del empleado impide la incorporación del desempleado.
El mercado de trabajo como cualquier otro, alcanza el equilibrio en función de la oferta y la demanda de trabajo y de las rigideces del mismo. Los sindicatos evitan, entre otros, que se alcance este equilibrio, donde el desempleo sería “nulo”. Cuando los salarios reales no se corresponden con el equilibrio de oferta y demanda, se producen distorsiones, que impiden el equilibrio, que en la situación de crisis actual provocan que los desempleado no se puedan reincorporar al mercado de trabajo, por el simple hecho de que los salarios, mencionados anteriormente, no se corresponden con la realidad. Actualmente son superiores al punto de equilibrio en el que se deberían encontrar. Es decir, los sueldos reales de quienes tienen trabajo son demasiado alto (a pesar de que sea bajos para mantener un nivel de vida elevado o incluso medio) en función de la producción actual, lo genera sobre costes empresariales y más desempleo y la rigidez de las condiciones de laborales de quienes tienen empleo provoca que los trabajadores desempleados encuentren un puesto de trabajo.
La situación de crisis actual no tiene por qué derivar en precariedad laboral que suprima los derechos de quienes tienen trabajo, pero sin duda, se ha de buscar un punto medio que conduzca al equilibrio del mercado laboral y que provoque que quienes están desempleado se reincorporen al mercado. Si los sindicatos han defender a alguien, los primeros en la lista han de ser los desempleado por delante de los empleados, pues son los primeros quienes se encuentran en peor situación.
Los sindicatos deberían defender ante todo a aquellas personas que se encuentran en situaciones más delicadas y ésos son los desempleados. Es cierto que los salarios reales se reducirían pero también lo es que la carga impositiva de quienes tienen trabajo no iría masivamente destinada a subsidiar a cuatro millones de parados. Perjuicio por un lado y beneficio por otro para quienes tienen trabajo. Y beneficio general para el conjunto de la sociedad.
No debería ser necesario recalcar que la flexibilidad laboral, en tiempos de inestabilidad económica, ha de tener su contrapartida en tiempos de bonanza y no como suele suceder en el mercado de trabajo español, que el cinturón de los trabajadores se aprieta en las crisis pero no se afloja cuando los beneficios empresariales aumentan.
Recomendación muy interesante:
Teoría Insider-Outsider y temporalidad en el mercado de trabajo español
#1 por fermonu el diciembre 14, 2009 - 7:50 pm
Buenas.
Tu último párrafo es la perfecta justificación para que la actitud de los sindicatos sea la que denuncias en el titular de tu entrada.
Si los sindicatos no tuvieran tan claro que cualquier movimiento propuesto por nuestra clase empresarial va encaminado a la pérdida de derechos conseguidos tras años de lucha, y confiasen en que las épocas de bonanza lo son para todos, otros ojos y oídos prestarían a los intentos de reforma laboral.
La presunta flexibilidad que demandas no garantiza que quienes tienen empleo, sigan teniéndolo, que los parados encuentren empleo ni siquiera que en caso de que ésto último fuese imposible, los desempleados contasen con protección alguna.
Saludos.
#2 por porantonomasia el diciembre 14, 2009 - 9:45 pm
fermonu: Igual que la ley obliga y hace cumplir la remuneración por año trabajado que reciben aquellos trabajadores despedidos, también por ley se pueden establecer medidas para que en tiempos de bonanza económica, los beneficios no sólo repercutan en los de siempre.
Para dar solidez a mis argumentos, pondré el ejemplo francés de la ley de «participation des salariés» por la cual, cuando hay beneficios en una empresa, obligatoriamente se han de distribuir también entre los empleados. Esta es otra forma de flexibilidad laboral: en vacas flacas apretarse el cinturón y en vacas gordas recibir lo que a cada cual le corresponde.
Aquí un enlace sobre la ley de «participation des salariés»: https://porantonomasia.wordpress.com/2009/05/21/879/